En un mundo enfocado en la imagen y en lo de ‘fuera’, nos olvidamos de las necesidades internas que todo ser humano tiene.
Pero si las desatendemos, buscaremos satisfacerlas a través de conductas compensatorias (normalmente adicciones) que solo nos darán un alivio temporal, para luego dejarnos vacíos por dentro de nuevo.
Da igual la edad, la posición social, el éxito profesional alcanzado o la riqueza material que una persona tenga, hay algo que todos deseamos y necesitamos: ser vistos, ser oídos y ser comprendidos.
Las interacciones sociales son un elemento fundamental para nuestra buena salud.
En estudios con personas cercanas a los 100 años se demostró que la vida social era uno de los factores que les había permitido vivir tanto.
Y aunque las relaciones sociales pueden ser causa de conflictos y roces, no podemos renunciar a ellas si queremos alcanzar nuestro bienestar.
Actualmente infinidad de estímulos reclaman constantemente nuestra atención, y parece que tenemos poco entrenada nuestra capacidad de escucha y de estar presentes con la otra persona.
Así, más que conversaciones parece que tenemos monólogos en los que una persona espera impaciente su turno para poder contar sus anécdotas, sin casi haber prestado atención a lo que decía su interlocutor.
Por eso propongo recuperar el “arte de escuchar”, de tomarnos el tiempo para comprender verdaderamente lo que la persona nos está diciendo.
Porque una conversación ‘real’ es un regalo que nos permite apreciar mejor a la otra persona y nos da una nueva perspectiva de cómo ver el mundo.
BONUS
– Practica el arte de escuchar cuando tengas una conversación con una persona.
– Evita la tendencia a interrumpir mientras habla y trata de darle toda la atención a lo que está diciendo.
*Stefan Keller from Pixabay