Los seres humanos somos una combinación indescifrable.
Nos autodefinimos como el animal racional, sin embargo muchos de nuestros comportamientos son ilógicos y muy poco razonables.
El Homo Sapiens se caracteriza y se distingue de los demás animales por una paradójica cualidad: la esperanza.
La esperanza es la actitud optimista de cara al futuro, de conseguir aquello que nos habíamos propuesto, de que las cosas saldrán bien y el destino nos será favorable.
Somos capaces de mantener la esperanza en medio de situaciones negativas y adversas, incluso sin ninguna evidencia de que mejorarán.
Sin esa esperanza la vida se hace muy pesada y su carga nos paraliza.
Es lo que sucede en las personas con depresión que carecen de ideas de futuro o solo lo ven como negativo y sin sentido.
Con todo, la esperanza también tiene un lado negativo.
A veces posponemos la decisión de hacer algo que deseamos o de realizar cambios en nuestra vida pensando que tendremos tiempo de hacerlos más adelante.
Pero ese momento se va aplazando indefinidamente y nunca acaba de llegar.
Teniendo en cuenta estas dos cualidades, podemos aprovechar lo bueno de la esperanza confiando en que el futuro será bueno Y pasando a la acción para hacer que así sea.
Por último, la esperanza es algo que se puede cultivar y también se puede regalar.
Yo tengo esperanza en el Ser Humano y en nuestro potencial para el bien. La cultivo día a día y desde aquí pongo mi granito de arena para hacerla realidad y compartirla.
Tal vez sea una esperanza ilógica y poco razonable, pero ¡confío en estos locos humanos!
BONUS
– ¿Qué esperanza cultivas tú?
– ¿Cómo puedes regalarla?
*Imagen Myriams-Fotos