Aunque parezca contraintuitivo, un 100% de dedicación y compromiso es más ‘fácil’ que un 99%.
En el primer caso no hay lugar a dudas ni escapatorias. No hay plan B. Se hace lo que se dice que se va a hacer y punto.
En el segundo caso hay un resquicio por el que se cuelan las coartadas, las excusas, los imprevistos y la falta de ganas, la agenda ocupada o lo cansados que estamos.
Cuando iniciamos un proyecto solemos acometerlo con tremenda energía y convencimiento. Pero si luego perdemos el entusiasmo y lo abandonamos, cuestionamos nuestro compromiso o nos preguntamos si nos estábamos mintiendo.
Lo que en realidad sucedió es que solo nos habíamos comprometido al 99%, con lo que dejamos hueco para que se cuele en nuestro propósito ese 1% engañoso y traicionero.
Para hacernos impermeables al desaliento y garantizar que realizamos nuestro propósito debemos apuntar al 100%.
Porque solo con un compromiso sin reservas podemos desarrollar todo nuestro potencial y acceder a capacidades personales desconocidas.
BONUS
– Para desarrollar tu capacidad de compromiso al 100% inicia un pequeño ritual/hábito diario y no te acuestes sin haberlo hecho, pase lo que pase.
– Empieza con algo muy muy pequeño y cada día tacha la tarea cumplida en un calendario de seguimiento (yo tengo un recordatorio en el móvil).