Marionetas del Ego

A todo el mundo le gusta tener razón, acertar y que le confirmen sus creencias. Siempre.

Y, en consecuencia, a nadie le gusta equivocarse, cometer errores o que contradigan sus ideas. Nunca.

Lo podemos observar cuando discutimos y nos aferramos a nuestra visión de las cosas como si nos fuera la vida en ello, como si lo que dice la otra persona fuese una afrenta a nuestra identidad.

Y en realidad esto es justamente lo que sucede en esos casos: nuestro ego se siente amenazado. 

El error que aquí cometemos es identificarnos con nuestro ego como si eso fuera todo lo que somos. Y no es así.

El ego se forma en base a lo que nos ha sucedido en el pasado. Luego proyecta hacia adelante ese pasado para predecir el futuro, tratando de mantener el organismo lejos de amenazas y peligros, garantizando así nuestra supervivencia. 

Esa es la teoría. Porque si solo nos guiamos por lo que conocemos acabaremos encerrados en un bucle que repite una y otra vez lo que ya hemos vivido.

Solo cambiamos cuando hay algo que nos hace reparar que estábamos equivocados y nos obliga a cambiar la forma que teníamos de pensar.

Pero ahí el ego sufre, se siente en peligro y se resiste a ceder su control, por lo que volvemos a los patrones de siempre. 

Esta es la primera pieza que hay que poner en cualquier proceso de crecimiento personal: liberarnos del control del ego.

* Imagen Karolina Grabowska

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