Los seres (y cerebros) humanos funcionamos en base a narrativas. Y no hay nada que excite más a nuestra mente que la apertura y el cierre del arco narrativo de una historia.
Por eso podemos ver todo nuestro ciclo vital como una serie de historias encadenadas en las que abrimos y cerramos arcos narrativos.
En inglés se habla de ‘gap’, que significa hueco, desajuste, desfase, margen, distancia a caminar, brecha, abertura, resquicio…que parece describir las sensaciones que tenemos cuando anhelamos algo.
El impulso de realizarlo nos convierte en protagonistas de una historia que implica un salto, entre el ‘lugar/estado’ en el que estamos y el ‘lugar/estado’ en el que queremos estar.
Ese ‘lugar/estado’ es doble: tenemos un arco narrativo exterior y otro interno.
Sin una nueva narrativa, acorde con lo que pretendemos manifestar, no se producirá el cambio de nuestra realidad.
O al menos no de forma permanente, como en el caso de las dietas y su efecto ‘yo-yo’, en las que la persona pierde peso inicialmente, pero luego lo vuelve a recuperar para estar en ‘coherencia’ con la imagen que tiene de sí misma.
Porque querer algo implica también un relato nuevo de nosotros mismos, una nueva identidad que sustituya a la actual. Y hasta que la cambiemos no alcanzaremos lo que nos habíamos propuesto.
Así que cada vez que sientas un ‘desajuste’ dentro de ti tómalo como una llamada a la aventura y como una oportunidad para escribir un nuevo capítulo de tu narrativa.
*Imagen Rúben Gál