Durante años busqué la solución para aliviar el dolor corporal de las personas y ayudarles a recuperar su salud.
Recorrí medio mundo haciendo formaciones en diferentes tipos de métodos de movimiento y terapias manuales novedosas para estar a la vanguardia de lo que se iba descubriendo y podía ser más eficaz.
Lo cierto es que acumulé más decepciones que éxitos porque aunque conseguía efectos positivos aplicando mis nuevos aprendizajes, no encontraba la solución (¿mágica?) que tanto anhelaba.
Al final me di cuenta de que el enfoque de mi búsqueda partía de una premisa equivocada.
La sanación de las molestias o dolencias crónicas de la mayoría de personas no está fuera sino dentro de sí mismas (*hay un porcentaje de condiciones que no tienen solución conocida o cuyos efectos son irreversibles).
Y es que la verdadera sanación no viene de una pastilla ni de una sesión de terapia, sino de un análisis global de TODA la persona y de lo que sucede en todas sus facetas vitales.
A partir de ahí se puede determinar qué áreas necesitan atención especial y empezar a diseñar un plan de acción para integrar cuerpo, mente y emociones, de manera global y poniendo énfasis en el estilo de vida de la persona.
* Imagen Angeles Balaguer
