Cuando decidimos hacer algo nuevo nos lanzamos a ello con la misma fanfarria y el alboroto de un elefante que entra en una cacharrería.
Una vez tomada la decisión, compramos todo lo que nos hace falta para realizarlo y nos ponemos manos a la obra con mentalidad de marine.
Pero una vez se apaga el entusiasmo inicial, empezamos a encontrar excusas para posponer o dejar de hacer lo que nos habíamos propuesto.
Y para empeorar las cosas, al día siguiente pretendemos hacer el doble para compensar lo que no hicimos el día anterior, con lo que todavía se nos pone más cuesta arriba.
Pero podemos evitarlo con las “victorias fáciles”.
Para no acabar abandonando el proyecto antes de cumplir con nuestro objetivo debemos dividir el hábito en partes y empezar por la más pequeña. Una vez consolidada, añadimos otra y así sucesivamente.
Si, por ejemplo, quieres leer más empieza proponiéndote simplemente abrir el libro cada día durante una semana. La semana siguiente abres el libro y lees una frase. Luego lees una página. Etc.
Sí, ya sé que parece absurdo, pero funciona. Porque vas acumulando victorias (fáciles) y eso refuerza positivamente el comportamiento.
BONUS
– Piensa en un hábito nuevo que quieras adquirir. Divídelo en partes más pequeñas.
– Empieza por lo mínimo mínimo. Imagen
– Ponte recordatorios para hacerlo: los pósits o los avisos en el móvil funcionan muy bien.
*Imagen Andreas Lischka