Durante casi 20 años me he dedicado a mejorar la conexión cuerpo/mente de las personas/alumnos a los que he enseñado.
Trabajando con personas con algún tipo de lesión empecé a darme cuenta de un patrón que se repetía en la mayoría de los casos: los cuerpos y los tejidos se recuperaban pronto, pero las mentes tardaban más en hacerlo.
Al investigar sobre el tema descubrí que estas personas seguían manteniendo la narrativa de estar lesionados en sus mentes, por lo que creían seguir teniendo las mismas limitaciones físicas y así se comportaban, aun cuando el cuerpo YA estaba recuperado.
Los seres humanos somos “máquinas creadoras de sentido y significado”. Estamos constantemente interpretando lo que nos rodea en base a narrativas internas que le dan sentido a lo que nos sucede.
Esas narrativas son pequeñas piezas del puzzle de nuestra identidad y parte de una Gran Narrativa General, que guía nuestra existencia y que es, en esencia, la identidad personal con la que nos sentimos identificados.
Tienes narrativas personales para cada área, situación, suceso o relación de tu vida.
El problema es que muchas de estas narrativas son inconscientes. Y pueden estar dirigidas por tu entorno, la sociedad en la que vives, lo que escuchas de las personas con las que interaccionas, etc.
Y una vez formadas son difíciles de cambiar porque al ser inconscientes ni siquiera te das cuenta de su existencia.
Por eso el primer paso es darte cuenta de lo que son y de la importancia que tienen. Y luego empezar a tomar conciencia de las historias que cuentas y que te cuentas.
Porque es justo en base a esas historias que diriges tu comportamiento y por tanto lo que te permites hacer en/con tu vida.
BONUS
En todo momento hay dos narrativas que guían tu comportamiento:
- La historia que te cuentas que impide que algo que quieres suceda.
- La historia que NO te cuentas que impide que algo que quieres suceda.
*Imagen Sarah Lötscher