Los seres humanos tenemos sesgos cognitivos que nos hacen ver las cosas de forma distorsionada y en lugar de usar el sentido común nos dejamos llevar por nuestras inercias emocionales.
Uno de los sesgos que peores consecuencias tiene para nosotros es el de los “costes irrecuperables”.
Cuando hemos dedicado mucho tiempo y recursos a algo, nos cuesta renunciar a ello por no querer perder todo lo que hemos invertido. Aunque sea perjudicial para nosotros mantenernos en la situación en la que estamos.
Solemos intuir cuándo es momento de dar por terminado un ciclo, pero no acabamos de dar el paso porque no queremos perder la ‘inversión’ que hemos realizado.
Esto sucede en todas las áreas vitales, pero se da especialmente en el trabajo y en las relaciones.
Nos cuesta asumir que el contexto y las circunstancias han cambiado. Y alargamos una situación/relación en exceso por no reconocer que lo más saludable y beneficioso (aunque no lo parezca en el corto plazo) es abandonarla cuanto antes. De lo contrario la energía cambia y se vuelve tóxica.
Porque en realidad nunca perdemos nada: todo lo que vivimos es un paso (necesario) en nuestro camino de aprendizaje y evolución personal.
RINCÓN DEL COACH
– ¿Alguna vez has estado más tiempo del que deberías en una relación o trabajo?
– ¿Qué fue lo que te ayudó a dar el paso?
* Imagen Marcel Lopes