Para muchas personas su cuerpo es un gran desconocido.
Muchos nos sentimos acomplejados por alguna parte concreta o porque no nos gusta nuestra imagen y ‘desertamos’ del cuerpo.
Sin embargo es un gran error porque sólo podemos tener una vida plena y satisfactoria estando en armonía nuestro cuerpo.
Para retomar conciencia del estado de nuestro cuerpo y ‘habitarlo’ de nuevo, suelo recomendar dos sencillos ejercicios.
“Cruzar los brazos”
– Cruza los brazos asegurándote de hacerlo correctamente. Para ello una mano debe quedar por dentro del codo y la otra por encima del brazo contrario.
– Identifica qué mano de cada brazo hace cada cosa.
– Ahora cambia el cruce de brazos.
Si lo has hecho bien (no a todo el mundo le sale a la primera) sentirás una sensación rara, como si no encajaran bien.
Lo que sucede es que estamos tan acostumbrados a hacerlo siempre de la misma forma que no nos damos cuenta de usar siempre el mismo patrón.
Y lo mismo sucede con la tensión residual que tenemos en el cuerpo en cada momento. Lo que nos lleva al segundo ejercicio.
“¡Congélate!”
– Quédate totalmente inmóvil durante unos segundos sin cambiar nada.
– Escucha tu cuerpo, fíjate en tu postura y detecta las zonas que notes tensas en este momento, todavía sin cambiar nada.
– A continuación trata de mejorar tu alineación y liberar las tensiones que sientes haciendo los mínimos cambios posibles.
¿Has notado alguna diferencia? ¿Has descubierto alguna zona donde tenías tensión sin darte cuenta?
Trata de repetir estos dos ejercicios durante unos días para coger el hábito de escuchar y tomar conciencia de tu cuerpo. ¡Te lo agradecerá!