¿Alguna vez te ha pasado de pensar en alguien y justo en ese momento suena el teléfono y es esa persona llamando?
Se trata de una coincidencia de dos sucesos y aunque a nuestra mente le cueste aceptarlo, es un hecho habitual y de lo más cotidiano. La vida está llena de azar, de cosas que suceden fuera de nuestro control.
Pasan cosas inesperadas que nos sorprenden y nos descolocan porque no llegamos a entender las probabilidades (casi imposibles) de coincidir exactamente justo en un lugar y en un preciso instante.
Como cuando te vas a la otra parte del mundo y te encuentras con una persona que conoces que ‘por casualidad’ también estaba allí, lejos del lugar habitual.
Aunque también hay otro tipo de sucesos que marcan tu destino y tu futuro de formas inesperadas. Y más que de casualidad, podemos hablar de ‘causalidades’: tenías que pasar por eso precisamente así, de esa manera y no había otra posibilidad.
Cuando eso sucede nos da la impresión de que la vida “transcurre por raíles”, como si hubiera una razón (desconocida, pero real) para que las cosas sucedieran de esa manera.
Y en esos momentos parece como si todo encajara perfectamente y apreciamos la armonía del universo.
Para que esto suceda tienes que estar abierto al misterio, al azar y a que los hados te guíen.
* Imagen Analogicus