Los seres humanos tenemos una predisposición psicológica para participar en juegos.
Desde hace tiempo en el mundo de la educación y de la empresa se aprovechan los procesos de juego para facilitar el aprendizaje de los alumnos y la productividad de los empleados.
Algunas empresas también lo emplean en sus estrategias de marketing y fidelización de clientes, con sistemas de acumulación de puntos y recompensas, clasificaciones, etc.
Y es obvio que la popularidad de los videojuegos y de las casas de apuestas también están basadas en estas dinámicas.
En esta mezcla hay usos positivos y otros no tanto, pero no hay duda de la efectividad de estas técnicas para modificar nuestra conducta, aumentar la motivación, desarrollar competencias nuevas o incrementar nuestra implicación en una actividad.
Por eso creo que no debemos desperdiciar estas propiedades positivas de la ludificación en beneficio de otros, sino que podemos sacarles provecho en nuestra vida cotidiana.
¿Cómo?
Pues muy sencillo: aplicando las cualidades y dinámicas de juego (con reglas bien definidas, recompensas y penalizaciones) a las actividades/competencias que queremos realizar.
Siempre había querido aprender a mecanografiar (sin mirar), pero nunca me ponía con ello.
Hasta que hace unos meses pensé en “ludificar/gamificar” el proceso con estos elementos: puntuación y feedback directo (aciertos y errores), reglas claras (le dedico 15 minutos al día), hay diferentes niveles (en función del número de teclas empleado), progresión (puedo ver el número de palabras o pulsaciones por minuto que voy consiguiendo), etc.
Aún me falta bastante para llegar al nivel que quiero, pero sé que seguiré mejorando porque (ahora) me lo tomo como un juego.
BONUS
– ¿Qué llevas tiempo queriendo aprender o qué te da mucha pereza hacer?
– Busca formas de ‘ludificarlo’.
– Es de gran ayuda (competitiva) hacerlo con otros ‘jugadores’.
PD: ludificación es lo mismo que gamificación, pero la RAE dice que es un anglicismo que no debe usarse en castellano.
* Imagen KoalaParkLaundromat