Durante muchos años he sentido un rechazo visceral a todo lo que fuera marketing y ventas porque lo asociaba con procesos de manipulación en contra de la voluntad de la persona.
Prefiero tomar por mi cuenta mis decisiones de compra y más de una vez he salido de una tienda ante la insistencia de un vendedor demasiado efusivo para mi gusto.
Para el educador y experto en marketing Seth Godin, el marketing es el arte del cambio y el acto de cambiar a las personas.
Un arte que podemos usar para vender crecepelo, pero también para difundir ideas nuevas y cambiar la manera que tienen las personas de ver el mundo y de hacer las cosas.
Viéndolo desde esa perspectiva, he podido reconciliarme con este campo. Porque educar también es un acto (y el arte) de cambiar a las personas. Así que enseñar es manipulación y cambio, por lo tanto, marketing.
Un profesor quiere que su alumno aprenda y lo lleva en la dirección de ese aprendizaje, muchas veces en contra de los deseos de la persona, que preferiría no hacer el esfuerzo.
En el fondo todos sabemos que los mensajes publicitarios nos venden una mentira. Pues nada es tan mágico o increíble como lo describen, pero son mentiras que nos creemos y que incluso necesitamos.
Porque nos inspiran a vernos como protagonistas de una historia (aunque sepamos falsa) que nos da el impulso para salir de nuestra identidad familiar y transformarnos en una nueva versión de nosotros mismos.
BONUS
– La cuestión no es tanto si nos manipulan (¡sí!), como en la intención final que tiene quien lo hace.
– Siempre podemos escoger por quién nos dejamos manipular.