El movimiento es sinónimo de vida.
Cuando vemos tumbado en el suelo un objeto que no reconocemos, lo primero que queremos averiguar es si se mueve o no, para saber si está vivo.
El movimiento regula todas nuestras funciones corporales.
Tenemos ‘bombas internas’ en el cuerpo (como el sistema cardiovascular, el linfático, la respiración, etc.) que se activan y mejoran con el movimiento corporal.
Sin embargo parece que hemos diseñado nuestro entorno para un estilo de vida sedentario e inactivo, sin reparar en el daño que esto provoca en nuestros cuerpos.
Desde pequeño he tenido el gusanillo del movimiento.
Empecé con el deporte y las artes marciales. Luego con el baile y la danza contemporánea descubrí el lado más expresivo de las posibilidades de mi cuerpo.
Y con el Pilates y el Yoga profundicé en la conexión mente/cuerpo/movimiento.
Todo esto me llevó a estudiar a fondo el funcionamiento del cuerpo, el entrenamiento/rendimiento deportivo, las causas de las lesiones y dolores físicos y los procesos de recuperación de lesiones.
Por eso, como apasionado del movimiento y la salud me entristece ver cómo muchas personas dejan de lado el movimiento en sus vidas.
Llevo años dedicado a educar los cuerpos y las mentes, difundiendo la importancia del movimiento, del ejercicio y la actividad física durante TODO el ciclo vital.
El movimiento incluye la actividad física, pero va más allá porque existe una conexión inseparable entre movimiento/cuerpo/mente/emociones.
‘Mover’ también representa nuestra capacidad de “con-movernos”. De ‘moverte con otros’, de que ‘otros te muevan’, de que las emociones te transporten y te transformen.
BONUS
- ¿Y tú, te mueves? ¿Qué te mueve?
- Busca maneras de introducir más movimiento en tu día a día.
*ATDSPHOTO from Pixabay